Todos y cada uno de los detalles de la Piazza Spagna le recordaban a ella, a su viaje. Fue algo inolvidable, algo que después de todo lo pasado lo seguía recordando como increíble. Roma, su ciudad, Italia, su país, fueron los testigos de lujo del desarrollo de tan precioso amor. La grandiosidad de las calles romanas acompañaban a la espectacularidad de aquellos años. Estaba enamorado de ella. Le encantaba estar a su lado, disfrutar de buenos momentos junto a ella, dar paseos interminables, saborear cada uno de esos encantos que le ofrecía. Alguien podría tacharlos como locos, pero era algo tan genial que se hacía inexplicable a los ojos de los demás. Para él también era una sensación nueva, nadie nunca antes había conseguido que él sintiera tanto como lo hacía por ella. Poco a poco su recuerdo se hacía más lejano. La angustia comenzaba a invadirle, no podía verse alejado de ella...
Sobresaltado despertó, miró a uno y otro lado de la cama. No recibía calor humano por ningún costado, pero no le importaba, sabía que la volvería a ver, eso se lo recordaba la fotografía que aún guardaba en la mesa de noche como un verdadero tesoro. Mantenía vivo su recuerdo, cercano su encanto. Realmente se había enamorado de ella, estaba enamorado de Roma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario