Mi cama llora por haberte tenido por un momento, por haberte sentido tan cerca esa maravillosa hora. Mis sábanas te echan de menos y no dejan de oler a ti, un olor siempre especial que me será difícil de olvidar. Mi almohada aún conserva tu forma, aún guarda alguno de esos preciosos cabellos morenos que desprendías. Mi habitación busca alguien a quien acoger, un nuevo inquilino que supla tu salida.
Últimamente todo está desordenado, los sentimientos no están en su sitio, la pena y la añoranza tienen aires de grandeza, buscan un protagonismo que no les pertenece. El miedo a vivir sin ti permanece oculto en una esquina, pero con una fuerza mayor de la que acostumbra. Encima de la mesa sin orden y concierto quedan las alegrías que me dejaste vivir a tu lado. Por el suelo, pisoteado, está mi amor, mi cariño. Y en la cama sigue la esperanza, esperándote. Extraño como todos los sentimientos se agrupan en un sólo corazón, fuerte por las experiencias vividas, un corazón como es el mío. Y aquí sigo yo, viendo mi cama vacía, con mis sábanas oliendo a ti, y mi habitación buscándote y llamándote a gritos
No hay comentarios:
Publicar un comentario